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«Trato de relacionarme con el mundo de ustedes, de los que ven»

Publicado: 2012-11-17

Por Talía del Pino y Bryan Paredes

Jhoseth Norabuena es un estudiante sanmarquino invidente. Es un chico sencillo, humilde: «No me gusta creerme nada», nos dice. Le gusta ser amigo de todos y trata de tener una buena relación con sus compañeros de carrera. Con bastón en mano lo podemos ver recorriendo la Ciudad Universitaria, desconocida al principio, pero que ahora, gracias a su perseverancia, forma parte esencial de su vida. Jhoseth trata de hacer amigos con el fin de relacionarse con nuestro mundo, un mundo que él conoce como «el mundo de los que ven».

Jhoseth ¿cómo es que llegas a perder el sentido de la vista?

Perdí la visión en un accidente de carro cuando tenía casi cuatro años. Iba con mi mamá al Callao a dejarle comida a mi papá en su trabajo, entonces, al carro se le vaciaron los frenos y chocó con un tráiler. Yo salí disparado por el parabrisas y mi mamá se chancó la columna. Yo no me acuerdo cómo me han operado, no recuerdo nada. Solo cuando me levanté todo era oscuro, negro. Mi mamá fue quien me ayudó a levantarme en ese momento.

Y ¿cómo reaccionaste al despertar en el hospital?

En primer lugar, yo quería morirme. Yo no quería seguir. Yo decía: ¿Para qué?, ¿para qué me salvan? ¿Por qué en una situación tan adversa? Yo he visto, tenía sueños, uno cuando es pequeño tiene metas, tiene cosas. Y que repentinamente hayas perdido la vista de un porrazo…

¿Qué significó para ti ingresar a San Marcos?

Haber ingresado a la universidad es el logro más importante de mi vida. En el colegio yo estudiaba normal, no alardeaba por estar  siempre entre los primeros puestos.  Pero aun así los profesores nunca me decían nada acerca de que yo lograría algo tan importante como ingresar a San Marcos. Yo no iba a la academia como mis demás compañeros, porque estaba con otras prioridades, en este caso la deportiva, para dar honores a mi colegio. Cuando ingresé fue como un baldazo de agua fría para todos. Estar en San Marcos significa mucho para mí.

¿Quiénes te apoyaron para poder ingresar a San Marcos?

Un compañero que estaba estudiando aquí me prestó el prospecto. Al no tener economía para una academia, aparte de que me habían choteado en la Saco oliveros, estudié con mis fólderes de CTA, de Física, de todos mis cursos de secundaria que llevaba en el colegio. Mis amigos me prestaron libros de cursos que llevaban en la academia.

¿Cuál fue el problema que tuviste con la Academia Saco Oliveros?

Lo que pasó es que yo fui para el mes de diciembre a solicitar una beca, pero me estuvieron paseando casi hasta quincena de enero. Y la verdad es que no me dieron la beca al final. Sinceramente la única explicación que me dieron fue que ese año se restringía y me estuvieron paseando. Gasté, fui a la Conadis para que intercedan por mí, pero todo fue en vano.

Y en tu familia, ¿quién es la persona que más te apoya?

La que siempre está conmigo, en todos los momentos es mi mamá. Siempre mi mamá ha estado conmigo en los deportes, en los estudios. Algo anecdótico es que cuando ingresé aquí a San Marcos mi mamá estaba más emocionada que nunca. Fue la única que me dijo al término del examen: Hiciste un gran salto. Si bien ingresas, gracias a Dios; pero si no, haré lo posible, trabajaré para pagarte una academia y puedas postular el próximo año. Mi papá también, con lo que trabaja. Pero mayormente me siento muy agradecido con mi mamá.

¿Cómo te sientes al recorrer los pasillos de San Marcos?

El primer año, la verdad, sentía que estaba en un mundo diferente, porque yo estuve en El Braille, en el cole: mi mundo. Estaba con mis amigos, con mis iguales: ciegos todos. De repente cambió y como tampoco he estado en academia, cuando ingresé aquí me dio un poco de miedo. Pasé una mala experiencia en un colegio regular, cómo me trataron..., incluso en mi mismo barrio, cómo me trataban cuando era niño. Pensé que iba a pasarme lo mismo.

¿Cuál fue esa mala experiencia?

Fue en el colegio Abraham Lincoln de Ventanilla. Me dejó una espina clavada dentro, pero cuando empecé a conocer a mis compañeros en la carrera me siento normal. Todos pueden contar conmigo y yo con ellos. La verdad empiezo a tener un nuevo concepto, empiezo a moldear un poquito algo que estaba normalmente acostumbrado a otra manera de ser, de ver, de sentir las cosas, sobre todo en lo académico.

¿Cómo te decides a estudiar Comunicación Social?

Bueno, yo la verdad antes de escoger esta carrera quería estudiar Educación, como todos mis demás compañeros. Pero yo tengo un gran amor al fútbol, yo quiero ser periodista deportivo. Eso fue lo que me motivó a seguir esta carrera de Comunicación.

¿En San Marcos tienes todas las facilidades para estudiar adecuadamente?

No, no completamente. Yo, la verdad, no utilizo la biblioteca de la Facultad de Letras. Uno porque no tienen el sistema Yous en las computadoras, que es un lector de pantalla que habla todo lo que sale en monitor. Me gustaría que se implemente este programa, también en la Biblioteca Central. Otro problema es que el pasado miércoles tuve un pequeño percance con el bibliotecólogo de allá. Yo le pedí un libro y le expliqué que ahora no tengo carnet, pero por un caso especial me podría otorgar el libro. Solo quería sacarle copia, pero me dijo que no, y para evitar problemas dejé de insistir. Esa es la dificultad que tengo en esa biblioteca y por eso  me tengo que ir hasta la Biblioteca Nacional de Abancay, en la sala de invidentes, para que me ayuden. Allá hay programas de voluntariado: nos leen, podemos grabar.

Y ¿cuáles son tus aspiraciones después de la universidad?

Primero, trabajar en una radio deportiva; a mí me gusta lo que es locución. Y en el caso de que no consiga trabajo de eso, ya pues, me especializaría en lo que destaco: en los masajes, en la terapia. Empiezo a mejorar mi técnica, más que todo para recetar al paciente…Esas son mis visiones.

Jhoseth, dinos, ¿cuál es tu rutina en un día normal?

Cuando me levanto pienso en la universidad, en seguir luchando, porque el mundo universitario no es nada fácil. Después avanzo en mis trabajos, me encuentro con mis amigos. Después de un día cargado, antes de ir a dormir, le pido a Dios que me oriente. Y en caso de que en el día me ha ido un poco mal, le digo que por favor me ayude el día de mañana. Le pido que me dé más sabiduría y que ponga personas que me puedan ayudar en mi camino.


Escrito por

COMBASE

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