Por Miguel Medina

Los niños son el futuro de la humanidad y fue un 20 de noviembre de 1959 cuando la Asamblea de la Organización de la Naciones Unidas (ONU) recomendó establecer el Día Universal del Niño. Se instó a los países del mundo a que celebraran este día en la fecha que ellos consideraran conveniente.

El Día del Niño solo son pocas fechas del año y solo ese día se hacen juegos, se lleva al hijo a cualquier parque de diversiones, se hacen actividades en todos los colegios, etc. Pero cuando esto acaba sigue la rutina, reniegas con el niño, lo maltratas, le gritas  para hacerle entender las cosas, como si con palabras rápidas y fuertes el niño comprendiera mejor.

No solo en Perú. También, en varios países, los derechos que tienen los niños no son respetados; aún podemos ver, en diversos colegios estatales y particulares, como los profesores maltratan a sus alumnos, los golpean, les jalan de las orejas, les gritan e incluso son cómplices de bullying. Hace poco, en el  colegio María Parado de Bellido una pequeña alumna con síndrome de asperger fue víctima de bullying por sus compañeros y ni la institución ni las profesoras hicieron algo al respecto. Incluso, niegan la existencia de algún maltrato hacia la niña por parte de sus compañeros.

En el Perú, muchas de las familias practican la cultura del terror. Mienten y enseñan a sus hijos a mentir, los torturan en ocasiones, los llenan de odio y así tenemos un futuro adolescente lleno de miedo, angustia, resentimiento e inseguridad. Un niño maltratado siempre acumula rencor y odio en su interior toda su vida; si se quiere que sean jóvenes de bien, pues; se le debe educar transmitiéndoles cariño, amor, respeto. Si hablan de los deberes del hijo hacia los padres y el respeto, ¿cuáles son los derechos de los padres para con los hijos?

Este es un texto para reflexionar, hecho por la doctora Carmen Gonzales de RPP: “Al hijo no se le insulta ni se le amenaza ni se le da pellizcones ni se le jala de sus pelitos. Al niño no se le da bofetadas ni manazos ni palizas, ni azotes, ni se le mete a cuartos oscuros. Tampoco se le mete al agua helada ni se le quita la comida, ni se le impide jugar. A los niños no se les dice qué no debieron nacer ni que su padre o madre quería impedir su nacimiento. A los hijos no se les abandona como si fueran objetos sin valor, porque luego ellos se abandonarán a sí mismos o harán lo mismo con sus propios hijos. A los niños no se les prohíbe decir lo que piensan ni lo que sienten, ni se les hace confidencias de los dramas familiares, ni menos se les humilla en público”.